“Nos encontramos en Imperial Beach, a 14 kilómetros de la frontera con México; esta es una de las playas más famosas de Estados Unidos para practicar el surf, pero lleva tres años cerrada al público”, lamentó Fay Crevoshay, ambientalista que lleva una década advirtiendo sobre el grave problema de contaminación que literalmente escurre desde lo alto de la ciudad de Tijuana hacia la parte baja del condado de San Diego.
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