Del 14 al 19 de mayo de 2018, el equipo de trabajo de COSTASALVAJE con el apoyo logístico y técnico de CONANP a través del Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo-Sinaloa, realizaron un monitoreo de manglares en el Sitio Ramsar Bahía Santa María – Topolobampo – Ohuira, en Sinaloa con el fin de cuantificar el carbono almacenado en los manglares de la región. Lo anterior como parte del proyecto Carbono Azul que COSTASALVAJE implementa en el Golfo de California.
Lo que parecía ser un trabajo de campo relajado que comenzaría a la primera horas de luz y terminaría antes del mediodía, se convirtió desde el primer momento en una de las más complicadas , agobiantes, y ponzoñosas jornadas de monitoreo.
Todo debido a los jejenes, chaquistes, bobitos o como se le conozcan en cada región. Insectos del tamaño de la cabeza de un alfiler pero con la capacidad de desquiciar a la persona más calmada y centrada del planeta.
Es sabido que los manglares son habitat natural de los mosquitos y jejenes, por lo cual el equipo iba preparados con repelente, pantalón largo, camisa de manga larga y pasamontañas tradicional. Sin embargo, estas protecciones fueron burladas fácilmente por los jejenes que entraban por el más mínimo hueco: cuello de la camisa, puños y ojales. Cada piquete de jejenes ardía como una gotita de limón sobre una herida y generaban una comezón peor que cualquier varicela.
Aún bajo estas condiciones, ni los insectos ni el calor fueron capaces de frenar nuestro trabajo. El compromiso y profesionalismo de cada uno de los miembros del equipo fue clave para llevar a buen término el trabajo. Se monitorearon siete puntos en tres días, obteniéndose información valiosa para el proyecto. Esta información será procesadas por nuestros socios en la Universidad de Griffith en Australia para conocer el valor y contribución de los manglares de Sinaloa en la absorción y almacenamiento de CO2 y su papel para las metas de México del acuerdo de París.
Además, esta experiencia permitió perfeccionar la indumentaria de trabajo; ahora, incorporamos un velo y guantes, los cuales dificultan la maniobra dentro del humedal pero mantienen alejados a los jejenes de nuestra piel.
Escribimos esta nota 5 días después del incidente con los mosquitos, y ¡aún tenemos comezón! Sin duda, a partir de ahora incluiremos a los jejenes en la lista de fauna salvaje.
Fotografías: Alberto Mendoza Flores, Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California – CONANP.
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