La primera semana de marzo de 2016, el equipo de COSTASALVAJE viajó a Cuba con el propósito aprender de la conservación de las costas y mares cubanos y expandir nuestro trabajo a esta fenomenal isla.
Durante nuestra estancia dimos los primeros pasos para llevar a cabo un intercambio de experiencias entre personal de los Parques Nacionales Guanahacabibes y Cabo Pulmo, en Cuba y México, respectivamente. Guanahacabibes es un parque nacional de 39,901 ha que se encuentra en el extremo suroccidental de Cuba y resguarda una barrera arrecifal de más de 80 km. Cabo Pulmo, en Baja California Sur, es el arrecife coralino más septentrional del océano Pacífico y se encuentra dentro de un área natural protegida de 7,111 ha. Aunque distantes, Guanahacabibes y Cabo Pulmo comparten muchas características. Ambos arrecifes reciben entre 15 y 20 mil visitantes por año, que representan la mayor fuente de ingresos para sus comunidades y empresas de ecoturismo. En ambos arrecifes la pesca no esta permitida, pero aún así sus servicios ambientales generan beneficios de varios millones de dorales anuales. Cabo Pulmo es considerada como una de las áreas marinas protegidas más robustas del mundo y los arrecifes de Guanahacabibes se consideran entre los mejores conservados del Mar Caribe.
Desafortunadamente, estos arrecifes también tienen amenazas comunes. El incremento por la demanda turística tanto en México como en Cuba es inminente. En especial en Cuba, donde la apertura económica hacia los Estados Unidos generará un incremento exponencial de visitantes. Esto sin duda traerá muchos beneficios económicos. Sin embargo, si se desarrolla de manera desorganizada, la observación de arrecifes se convierte en una de las principales amenazas para su conservación. La degradación de arrecifes por el mal manejo de visitantes ya ha sido comprobada en sitios como Cancún.
Nuestro viaje inicio en la Ciudad de México el domingo 28 de febrero. Llegamos a la Habana cuando ya había caído la noche, cálida y húmeda. Nos recibió un simpático taxista que conducía un típico “almendrón” – auto producido en los años 30, 40 o 50 – que circulan por toda la capital cubana; se dice que Cuba cuenta con el parque vehicular más antiguo del mundo. Viajando a Cuba tuve la sensación de estar viajando al pasado. El bloqueo impuesto por Estados Unidos en 1960, ha hecho que la economía se mueva mucho más lento que en el resto del mundo, lo cual de cierta manera ha protegido por ejemplo, los ecosistemas costeros y marinos cubanos, de lo cual hablaremos más adelante.
Nos hospedamos en una “casa particular” en el Barrio del Vedado. La casa tenía un elevador antiguo, techos altísimos y azulejos hermosos decorando el piso. Ante el incremento en la demanda por hospedaje y la falta de hoteles, Cuba ha optado por abrir sus casas al turismo y beneficiar directamente a su comunidad.
Los primeros días de nuestra los pasamos en la Habana. Visitamos la Casa de la Diversidad a cargo de la Sociedad Civil: de Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente, quienes implementan infinidad de proyectos relacionados con el patrimonio cultural y natural de la Habana y sus alrededores, ellos facilitan el flujo de recursos internacionales para ser invertidos en Cuba. El Ing. Aldo Vega, especialista en cooperación internacional de esta sociedad civil, nos ofreció un recorrido por “La Quinta del Molino”, un parque urbano y centro de educación ambiental donde se crían mariposas y las polimitas, unos caracoles terrestres multicolor, que solo existen en Cuba.
En la Habana, tuvimos oportunidad de conocer al equipo de trabajo de Omelio Borroto, de Mundo Latino, productora de televisión; este grupo trabaja en distintas áreas naturales protegidas de Cuba. Nos reunimos con Sheila Chang, líder del Proyecto Manglar Vivo, que pretende restaurar y conservar algunos de los bosques de manglar más importantes de Cuba. También nos reunimos con miembros del Cuerpo Diplomático mexicano: con Luis Cabrera, el Embajador Comercial de ProMéxico en Cuba así como con el agregado cultural de México en Cuba, el Dr. Javier Villaseñor. Conversamos con la Directora del Centro de Investigaciones Marinas (CIM) de la Universidad de la Habana, la Dra. Patricia González, quien compartió su trabajo en el Parque Nacional Guanahacabibes con corales y tortugas.
Después viajamos hacia el extremo oeste de la Isla, con destino al Parque Nacional Guanahacabibes. Para llegar a nuestro destino habríamos de trasladarnos sobre la ruta del tabaco, por lo que desde el auto podíamos apreciar los campos verdes de grandes hojas, así como la infraestructura para almacenar y secar el producto. Durante un trecho del camino recibimos del cielo una suave lluvia la cual no logró detener el abundante flujo de peatones, bicicletas y carretas con el que nos cruzábamos al pasar por algún poblado. A diferencia de la capital, en el campo cubano no se ven muchos coches.
La comunidad en donde nos hospedamos en Guanahacabibes se llama La Bajada, es un poblado de escasos recursos, y muy pequeño, en el cual comienza a desarrollarse una precaria economía alrededor del turismo. Curiosamente el alojamiento se llamaba también Costa Salvaje, casita de huéspedes atendida por “El Pollo”, servicial personaje quien laboró para el Parque Nacional durante 10 años, y quien conoce el sitio como a la palma de su mano. Durante nuestra estancia en este hermosísimo lugar, fuimos atendidos por personal del Centro Nacional de Áreas Protegidas (CNAP), El MSc. Lázaro Márquez, Director del Parque Nacional y la MSc. Dorka Cobián, especialista en arrecifes coralinos, ellos nos explicaron el impacto de su trabajo en la conservación de esta área natural protegida y las necesidades que tienen para alcanzar su misión.. Próximamente ellos participarán en un intercambio de experiencias de conservación de arrecifes de coral con el Parque Nacional Cabo Pulmo en Baja California Sur, México.
El Parque Nacional Guanahacabibes cuenta con un centro de visitantes en donde ofrecen información relacionada con la conservación y manejo del parque, así como de sus tesoros naturales.
María la Gorda, es el nombre del único hotel y centro de buceo dentro de Guanahacabibes. Ahí hicimos contacto con algunos buzos locales y tuvimos oportunidad de conocer la operación turística. Hicimos un buceo en el sitio llamado El Patio de Vanesa, como a unos 10 metros de profundidad observamos el excelente estado de conservación que guarda este arrecife coralino. Vimos una langosta de gran tamaño, un tiburón gata, enormes caracoles y coloridas esponjas. No hay señales de blanqueamiento de corales, sin embargo el pez león ya invadió este magnifico lugar y representa una amenaza que debe ser atendida. La inminente apertura de Cuba al mundo, y el muy posible retiro del bloqueo económico por parte de los Estados Unidos, si bien inyectará recursos a la isla para su bienestar, también representa una amenaza debido al incremento en el flujo de visitantes y de inversión para infraestructura turística costera.
Dorka Cobián nos llevo por un recorrido por tierra para visitar las playas de anidación de tortugas marinas, donde llegan tortugas verdes y carey principalmente. Vimos hermosas zonas de manglar y la gran diversidad vegetal y animal, es común observar iguanas, serpientes, cocodrilos, una gran variedad de aves y hutias—roedores grandes y endémicos de las islas del Caribe.
Me impresionó mucho ver un área del manglar que sufrió los embates del meteoro Iván en el año 2014, las ramas blancas y sin hojas dominan el paisaje en el que diversos grupos de aves acuáticas descansan y se alimentan. En Cuba, en México y en todo el planeta, Los manglares proveen una importante serie de servicios ambientales (beneficios que recibimos de la naturaleza). Son una barrera natural de protección que contiene la erosión de vientos y mareas. Generan una gran cantidad de nutrientes exportados por las mareas a las aguas marinas cercanas a la costa, donde son aprovechados por pastos marinos y arrecifes de coral. Son zona de protección y crianza de especies importantes para las pesquerías. Son un filtro biológico para la retención y procesamiento de algunos contaminantes utilizados en la agricultura; filtran el agua y abastecen los mantos freáticos. Capturan gases de efecto invernadero y son sumideros de bióxido de carbono. Producen leña y carbón para las comunidades rurales adyacentes. Y son zona de desarrollo de la creciente industria asociada al ecoturismo, avistamiento de aves migratorias, vida silvestre y paisajes (CONABIO, 2009).
Para cerrar el viaje con broche de oro y de regreso en la Habana, nos dimos una vuelta a la “Fábrica de Arte Cubano”, un proyecto cultural dinámico establecido en una antigua fábrica de ladrillos, que cuenta con salas de exhibición de foto y video, espacio para conciertos de música en vivo, una gran sala de baile, bares y un café deli. Es un espacio cosmopolita en donde convive la gente local con turistas de todo el mundo.
El siguiente paso en esta nueva aventura para nuestra organización, es hacer realidad intercambio de experiencias entre personal de los Parques Nacionales Guanahacabibes y Cabo Pulmo. Los conservacionistas Cubanos tendrán la oportunidad de visitar Cabo Pulmo, con el fin de compartir estrategias para el manejo de visitantes en arrecifes coralinos y producir material fotográfico de los tesoros naturales de ambos países para ser mostrado al mundo. También buscaremos compartir experiencias de cómo las áreas naturales protegidas son una herramienta clave en la adaptación al cambio climático a nivel mundial.
Por Eduardo Nájera, Director de COSTASALVAJE y Sofia Goméz Vallarta, Coordinadora de Cabo Pulmo
Referencias
CONABIO (2009). Manglares de México: Extensión y distribución. 2ª ed. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. México. 99 pp. Recuperado el 13 de febrero de http://goo.gl/VO3PYx
Foto por Victor Merdardo
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